Para aprender, los adultos necesitan un modelo educativo diferente al que recibieron cuando eran niños y jóvenes.
Hace 184 años se conoce el término andragogía, el aprendizaje de los adultos, gracias al alemán Alexander Kapp, pero fue el docente norteamericano Malcolm Knowles, quien moldeó el concepto para que sea considerado, hoy en día, como una ciencia que ayuda a los adultos a adquirir conocimientos.
La pregunta básica es: ¿pueden aprender los adultos? Sí. Claro que pueden. Es un mito que, por su edad, no tengan las capacidades. Simplemente hay que brindarles el conocimiento de otra forma puesto que ellos necesitan contenidos más prácticos, específicos y de utilidad inmediata.
¿Cómo aprenden los adultos?
Miriam tiene 60 años y su esposo, Jairo, sufre una deficiencia en los riñones. Cuando él se enfermó, ella ya era pensionada y no realizaba ninguna actividad. Se encargó enteramente de su cuidado puesto que sus cinco hijos ya no vivían con ellos.
Tiempo después, al darse cuenta de que su salud mental y emocional se estaba deteriorando por las duras jornadas, emprendió la tarea de exigirse a sí misma la realización de cursos y otras actividades que la obligaran a mantenerse en constante aprendizaje. Como siempre le habían gustado las manualidades, comenzó a asistir a un curso de tejido que dictaban cerca de su casa.
Como ella, los adultos escogen qué quieren aprender, planean su educación, son activos para avanzar en su propio aprendizaje, buscan conocimientos que les aportan valor a su vida y conservan su salud mental y física con el transcurso de los años. En la medida en que una persona crece, busca más respuestas frente a lo que ocurre en el mundo y explora sus gustos y pasiones.
Claves para que los adultos aprendan
Memorizar mejor el conocimiento con la realización de una actividad práctica. Buscar cursos y otras acciones que se basen en ejercicios didácticos y con resultados palpables.
Asociar vivencias personales al aprendizaje. Esto provocará en los adultos un impacto emocional que ayudará a su cerebro a apropiarse del conocimiento.
Darle utilidad a los conocimientos adquiridos en su profesión o vida cotidiana.
Compartir con otras personas de diferentes edades en un salón de clase vuelve a darle significado a la interacción social, que es tan importante.
Utilizar recursos multimedia cada día más avanzados. A través de la imagen, el video y el texto, los adultos asimilan mejor el conocimiento.
Involucrarse en el proceso de la enseñanza, es decir, pedirle al profesor que permita al adulto dar sus opiniones sobre los contenidos y su enfoque.
Beneficios de aprender siendo adulto
El aprendizaje fortalece sus funciones cognitivas y, en general, su salud mental.
Cuando proyecta su estudio hacia un objetivo que lo beneficie, el adulto obtiene más seguridad y competencia. El resultado es que su motivación mejora y eleva su autoestima.
Los nuevos conocimientos potencializan la memoria. Al cerebro no hay que dejarlo dormir porque se vuelve cómodo. El aprendizaje ayuda a activar el pensamiento y la capacidad de resolver problemas.
Vencer el miedo a lo nuevo abre la posibilidad al emprendimiento. Empezar o retomar una idea de negocio es bueno para aplicar los conocimientos.
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